Y llegó el momento, nuestra primera vacación con Martinah. Siempre lo nuevo causa en nosotros nervio, miedo, pero a la vez ganas y curiosidad. Nos fuimos a una de mis playas favoritas, Playa del Carmen.

Todo empezó en la empacada, nunca había hecho maleta para la bebe y desde ahí empezaron los nervios; ¿y sí se me olvida algo?, ¿y si necesito más cosas?, ¿qué tanto debo llevarme? etc… La realidad de las cosas es que nos preocupamos de más, no es tan complicado como pudiera parecer. Lo que si necesitamos es calcular nuestros tiempos, ahora no solo es nuestra maleta, que de por si eso ya era algo de trabajo, ahora son dos.

Fueron pocos días pero suficientes para disfrutar un gran fin de semana familiar. Martinah conoció el mar, descansamos y respiramos aire puro. Es increíble como tan solo tres días fuera, cambiando tu rutina habitual, ocasionan en ti; tranquilidad, romper con la monotonía, tener más ganas de hacer las cosas, ayudan a tu relación como pareja, fortalecen la relación con tu bebé. No forzosamente hay que ir a la playa o hacer un viaje, salir de lo tìpico le da un toque de felicidad a tu vida.

  
Me fue mejor de lo que pensé, Martinah estuvo feliz. Estoy convencida que entre más felices y relajadas estemos las mamás más tranquilos nuestros bebes, más sanos y más felices.

Ser mamá es la tarea mas dedicada y difícil que he tenido en mi vida, hay que hacernos la vida más alegre, hay que hacernos mas sencilla la tarea. Respirar profundo todos los días y agradecer que tenemos ese gran privilegio de ser madres.

  




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